El amor perdido sigue siendo amor. Adquiere una forma diferente, eso es todo. No puedes ver la sonrisa de esa persona o llevarle comida, o acariciarle el pelo, o dar vueltas con ellas en una pista de baile, pero cuando esos sentidos se debilitan, se fortalecen otros, la memoria. La memoria se convierte en tu compañera. Uno la alimenta, y se aferra a ella, y baila con ella.
(Libro: Las cinco personas que encontrarás en el cielo, de Mitch Albom)
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