Cuando una persona ha significado mucho en nuestras vidas, para bien o para mal, y se ha ido, no debemos encerrarla en el olvido, porque el olvido tiene una puerta que se abre cuando menos lo esperamos, y nos lanza los recuerdos como caballos salvajes que nos patean el alma. Aprenda a domar el recuerdo, los recuerdos domados no lastiman.
(Libro: Donde habitan los ángeles, de Claudia Celis)
No hay comentarios:
Publicar un comentario