La felicidad es, respecto a la alegría, como una lámpara eléctrica respecto al sol. La felicidad siempre tiene un objeto, somos felices por algo, es un sentimiento cuya existencia depende de lo exterior. La alegría, en cambio, no tiene objetivo. Te posee sin motivo aparente, en su esencia se parece al sol: arde gracias a la combustión de su propio corazón.
(Libro: Donde el corazón te lleve, de Susanna Tamaro)
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